Sant Jordi 2023
La temblorosa mano de la princesa, antes decorada con las mejores joyas, sujeta ahora la antigua lanza familiar. Observa en ella el brillo anaranjado del anochecer y no puede evitar preguntarse: “¿Cómo llegamos a este punto?”.
Un gruñido de alerta resuena por toda la explanada, pues acaba de avistar al enemigo. Recoge sus gigantescas alas y aterriza junto a la trémula muchacha. Ella le observa con una extraña sombra en sus ojos e inclina levemente su rostro, en muda señal de agradecimiento.
- ¿Acaso es lícita la violencia si es en busca de paz? – musita con tristeza.
“Los valores hallan su lugar en la calma del salón, no en el fragor de la contienda.”, es cuanto le responde el dragón. Ella asiente varias veces, consciente de que el momento de pensar llegará solo cuando la acción haya tenido cabida.
Suspira, alejando sus propios demonios, sin percatarse de que sus dedos ya hace rato que aferran la lanza sin temblar.
De pronto, una colosal sombra les cubre y sin mirar, saben que ya ha llegado.
- ¿Flechas contra rifles? Parece que no aprendéis – se carcajea el enemigo desde la distancia. – El ser humano nunca dejará de sorprenderme.
Y sin previo aviso el dragón se eleva, con un rugido ensordecedor que se mezcla con el grito exacerbado de la princesa, dando inicio a la batalla.
Ahreva
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